“EL MINISTERIO PUBLICO COMO REGULADOR DEL PROCEDIMIENTO EN EL JUICIO DE AMPARO”

No existe institución procesal comparable al juicio de amparo, éste se ha arraigado profundamente en el espíritu de los mexicanos, como una forma de protección, contra los abusos de autoridades, por medio del cual, se han evitado muertes y el despojo injusto de las propiedades de los ciudadanos. Su gran importancia ha sido reconocida internacionalmente al ser imitado por diversos países latinoamericanos. Su trascendencia en la vida de nuestro país es innegable, al grado de que sin el juicio de amparo los ciudadanos mexicanos no tendríamos ninguna esperanza de que el Estado respete nuestros derechos fundamentales o garantías individuales, consagradas en nuestra Constitución vigente. El juicio de amparo es una de las más importantes instituciones jurídicas que el hombre ha reconocido, pues Impide el abuso, permitiendo su promoción por parte del agraviado, por una ley o acto de autoridad que afecta alguno de sus derechos, al hacer participar a quien se sienta perjudicado por la actuación estatal; pugna por la verdadera democracia, que nos relaciona a todos entre nosotros mismos y entre nosotros y el Estado para lograr una convivencia sana y una armonía plena, en la que todos somos importantes, y jurídicamente iguales, desterrando la cobardía en los ciudadanos, y en su lugar proveerlo de valor para enfrentar al influyente y poderoso. Por la gran trascendencia que tiene dentro del sistema jurídico mexicano, el juicio de amparo, es el instrumento jurídico del desposeído, del desesperado, de la víctima de la corrupción, en fin, es la mejor alternativa que existe en nuestros días, para proteger a nuestro sistema de derecho, por ser también, simultáneamente, un medio de control de la legalidad, de la constitucionalidad de las leyes y de los actos arbitrarios de autoridad